Félix Espoz / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
José Luis Poveda, presidente de la Sociedad Española de Farmacia hospitalaria (SEFH), ha propuesto un nuevo modelo participativo que incluya a las oficinas de farmacia en relación a los fármacos de diagnóstico hospitalario, “que permita la primera visita o el seguimiento farmacoterapéutico y los cambios para evaluar la respuesta, la seguridad y la adherencia (en el hospital), y que comprometa a las oficinas de farmacia a que puedan realizar la dispensación en el paciente cumplidor o con pauta de tratamiento estable”.
Jaime Acosta; Belén Crespo, directora de la Aemps; Álvaro Hidalgo, presidente del Instituto Max Weber; José Luis Poveda, y Jesús Vidart, director general de Gestión Económica de Productos Sanitarios y Farmacéuticos de la Comunidad de Madrid.
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Estas declaraciones las ha realizado en una mesa redonda del congreso Infarma, en la que ha señalado que esta propuesta requiere de protocolos farmacoterapéuticos normalizados de trabajo y en coordinación con el resto del equipo asistencial de especializada, en el que también se incluyen los servicios de farmacia.
“Creo que conseguir este modelo nos exige a todos los farmacéuticos un compromiso y exige a las autoridades sanitarias un cambio de actitud que implique una ampliación del modelo de reconocimiento profesional en la oficina de farmacia vinculado más a la actividad profesional y quizá menos a la dispensación”.
Según Poveda, el paso de determinados fármacos al ámbito hospitalario ha supuesto multiplicar por cuatro la carga asistencial del servicio que dirige en el Hospital La Fe de Valencia, pasando de 2.167 pacientes no ingresados en 2000 a cerca de 8.000 en 2011. Ha afirmado que han conseguido solventar esta situación con casi los mismos recursos gracias a concursos públicos, centrales de compra y desarrollar equivalentes terapéuticos.
Ha explicado que la ventaja que agrega la Farmacia hospitalaria en la dispensación de este tipo de fármacos es la proximidad en el trato con el paciente (se han habilitado infraestructuras y profesionales con formación específica), el acceso a la información (como a la historia clínicos o las pruebas de diagnóstico), el trabajo multidisciplinar con otros profesionales y la generación de evidencia científica que avalan los resultados.
Papel de la oficina de farmacia
Por su parte, Jaime Acosta, vocal de Oficina de Farmacia del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, ha señalado la farmacia hospitalaria conlleva pérdida de continuidad asistencial y sobrecarga del sistema sanitario, en relación a estos fármacos. En cambio, la farmacia comunitaria comporta una mayor proximidad, es más accesible y promueve la corresponsabilidad del paciente.
Además, ha recalcado la labor del Colegio en la negociación con la Comunidad de Madrid de una cartera de servicios que convierta a la farmacia en un agente sanitario más útil para el paciente y no en un mero “agente de gastos”.
Ha afirmado que para los fármacos más caros, que son algunos de los que han pasado de la botica a la Farmacia hospitalaria, la última actualización establece unos tramos fijos de márgenes, si bien estos se ven afectado por las reducciones de los RDL del 8/2010 y del 9/2011. Ha puesto como ejemplo un medicamento con un PVP de 2.000 euros, en el que a la farmacia le queda un margen bruto del 2 por ciento, lo que no cubren los gastos operativos de las farmacias, que rondan el 15 por ciento. “estamos dispensando a pérdida”, ha afirmado. Por lo que cree que el paso a la farmacia hospitalaria no tiene que ver con el margen.
Acosta ha agregado que un informe señala que el gasto hospitalario en medicamentos ha crecido un 58 por ciento desde 2005, y el 32 por ciento del mismo hace referencia a medicamentos de dispensación hospitalaria. “esta tendencia ha tenido una repercusión en la deuda a la industria”, ha afirmado.
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